
1. Introducción: Un viaje, muchas razones
Es cierto que me gusta viajar, pero jamás me imaginé que me embarcaría en una aventura de 6 meses por el sudeste asiático como mochilera; y además, pasados los 40. Eso me parecía más de jóvenes sin rumbo en la vida o con mucho tiempo libre y el dinero de papá. Sin embargo, la vida es esto, cambiar de opinión y de perspectivas a diario.
Tener un trabajo que no te permite crecer como deseas y vivir en un entorno tanto social como geográfico que no te reta, me han hecho tomar esta decisión finalmente, sin haberlo premeditado profundamente. Este viaje es diferente porque precisamente, soy más mayor, tengo más claras las cosas que quiero y las que no, soy económicamente libre, no dependo de nadie y, qué demonios, sé que esto cambiará para bien mi vida.
Quería haber comenzado este artículo antes de comenzar mi viaje, pero me ha resultado imposible con todos los preparativos previos, así que lo comienzo desde la ciudad de Yogyakarta, en Indonesia, el tercer destino que visito en este viaje. La verdad es que aún no me creo que este viaje se esté dando, que sea realidad, que ya esté tan lejos de mi casa, mi familia y amigos, que esté visitando lugares tan increíbles y no tenga que volver pronto a casa. Vivir de vacaciones, sin más preocupaciones que buscar los medios de transporte para ir a comer o visitar un templo o dónde llevar la ropa a lavar, tiene su punto. Sé que tendré momentos también en este viaje de nostalgia, desesperación, frustración y otros sentimientos no tan positivos, pero, en la vida, todos esos sentimientos los tenemos también, estemos donde estemos.
He decidido plasmar mis vivencias por aquí para poder ayudar a otras mujeres a creer en sí mismas, que al final creo que es lo único que nos frena de poder avanzar o tomar estas decisiones: nosotras mismas. El entorno del que vengo se empeña en decir que el trabajo está fatal, que la economía en España se va al garete, que hay que pensar en el futuro sin disfrutar del presente, que nos atemos a un trabajo que odiamos solo porque es indefinido. Yo me niego, no lo voy a tolerar en mi vida porque en mi vida las cosas no se ven así: yo veo oportunidades, ofertas de empleo que surgen a diario, trabajos divertidos, apasionantes, que te llevan a superarte cada día con ilusión, compañeros que apoyan y motivan, buenos salarios y horarios. ¿Crees que exagero? Yo no pensaba así hasta que comencé a trabajar fuera de España y viví por mí misma las condiciones laborales que se ofrecen en otros países (y créeme, es muy diferente a España). Tampoco voy a demonizar a mi país, nada es blanco o negro y también tiene muchas cosas buenas, pero a mí, de manera particular, quizás no me llame tanto ahora quedarme. Y esa ha sido otra de las determinantes que me ha llevado a tomar la decisión de tomar este parón en mi vida y reflexionar sobre las grandes incógnitas que nos rodean. ¿Por qué hago este viaje? Mi respuesta es: ¿por qué no?
2. La decisión de romper con lo establecido
Antes de comenzar este viaje me sentía en la rueda del hámster. No hacía más que leer libros de motivación, desarrollo personal y autoayuda. ¿Para qué? Para nada, porque no hacía nada. Y si no haces, no avanzas. Lees y lees cuánto han cambiado, avanzado y mejorado sus vidas otros, pero por la noche apagaba la luz y me quedaba mirando al vacío esperando a que llegara un nuevo día igual que el de ayer.
Yo he vivido en el extranjero, fuera de España, mi país natal, más de 9 años y, sin embargo, tras estos 3 últimos años viviendo de nuevo en mi tierra, se me hacía un mundo volver a comenzar en el exterior. Volví debido al Covid, que me hizo replantearme pasar unos años con mi familia de nuevo, pero volver fue hacerlo a una vida que yo ya no siento como mía. Tener una rutina de trabajo, compañeros, comidas en la oficina, cotilleos, videollamadas, charlas de ascensor y demás, son una suma de momentos que me superan y me hacen caer en un vacío que me ha ido ahogando hasta no poder más.
¿Entonces qué me ha hecho tomar esta decisión de romper con todo y dejarlo? Desde que volví, yo supe que esta etapa de mi vida en España sería temporal. Si bien me hizo mucha ilusión estrenar mi casita nueva, lo hacía con la idea de ser algo poco permanente (me daba reparo hasta hacer agujeros en las paredes). Poco a poco me he ido acomodando, pero siempre ha habido algo dentro de mí que me decía que ese aún no era mi lugar todavía. Con la idea de volver a viajar y vivir en el extranjero, han sido numerosas las veces que he sacado el tema indicando a mi familia y amigos que sería algo que volvería a pasar, pues no había vuelto para quedarme permanentemente. Y ellos, sé que desde su amor y cariño hacia mí, me escuchaban, pero deseando en el fondo que no tomara esa decisión y me quedara para siempre. También tengo que decir que me siento muy afortunada pues mis seres queridos siempre han sido y serán mis mayores apoyos en la vida y que tanto en lo bueno como en lo malo me han demostrado estar ahí, apoyándome, dándome palabras de aliento en cada paso que haya tenido que tomar; por lo tanto, en una de estas conversaciones en las que yo comentaba que estaría bien volver a vivir fuera, me comentan: «¿y por qué no lo haces? ¿Qué es lo que te frena?». Yo me quedé al principio un poco en shock, porque reconozco que yo misma había entrado en el papel victimista al pensar que eso ya no era para mí, que sería muy difícil hacerlo de nuevo ahora que ya tenía más de 40 años, encontrar trabajo, casa, amigos, se me hacía un mundo, «abandonar» mi casa,… ¿En serio? ¡Ufff! Sudores me entraban. Esos días le estuve dando muchas vueltas al asunto. Pero, poco después, lo pensé fríamente y me dije: «¿Qué es lo peor que podría pasar? Tengo ganas de cambiar de trabajo igualmente y si me apuras, de país, con lo cual, tendré que cambiar de casa, amigos, idioma y hasta supermercado. Mi casa se alquila y yo puedo tomarme un parón para pensar hacia dónde tirar más adelante. Y si algo o todo sale mal, siempre puedo tener la opción de volver y continuar como estaba.» Y, ¿sabes qué? Que entonces lo vi todo más claro: no vi miedos, no vi dudas, solo sentí alivio y hasta ganas de llorar de alegría. Había tomado la decisión. Ya nada me frenaba, porque lo único que lo estaba haciendo era yo misma.
Por eso te pregunto a ti: «¿Estás en un punto similar?» Sé que esta historia podría ayudarte. Te aconsejo que hagas una lista de todos los puntos positivos y negativos que tiene para ti dejarlo todo y comenzar algo nuevo y diferente. Verlo de esta manera te confirmará lo que en realidad tú ya sabes y podrás tomar tu decisión. Sea lo que sea, avanza, ejecuta y muévete, porque de quejas y lamentos no sanaremos.
3. Los miedos que me frenaban… y cómo los enfrenté
Es verdad que antes de tomar la decisión de dejar mi vida actual me acecharon mil miedos como el perder mi trabajo, el qué dirán, el estar desocupada y viajar sin trabajar, el no saber si viajar como mochilera por tanto tiempo sería para mí y muchas otras cosas más. Me generaron mil dudas, pero hubo algo que hizo que todos esos miedos se detuvieran. ¿Te imaginas qué fue? Pues en parte me ayudó muchísimo preguntarle a la gente que me conoce de verdad qué opinan de mí y cómo creen ellos que esta experiencia me iría. No puedes imaginarte la de sorpresas que te puedes llevar si escuchas de propia voz las cosas positivas que los demás piensan de ti: y que ellos pudieran verme como una persona valiente, fuerte, inteligente, capaz, osada, organizada, independiente y muchas cosas más, me hicieron ver lo mal que me estaba hablando yo a mí misma en esos momentos. Y yo había vivido ya en el extranjero varios años y en diferentes países, ¿qué me estaba frenando entonces? No había otra respuesta posible. La respuesta era yo, que me había acomodado en mi zona de confort y no paraba de acribillarme a excusas y miedos, esos mismos que yo tan fácilmente rebatía y ponía en evidencia cuando se trataba de otras personas en mi misma situación. Aunque para mí misma no era capaz de verlo. Cuando me percaté de esto, mis miedos fueron cayendo más ligeramente. Lo único que necesitaba hacer es creer de nuevo en mí, mirarme en el espejo y decirme: «Yo soy valiente, fuerte, inteligente, capaz, osada, organizada, independiente, curiosa, divertida y un millón de cosas más. Ahora no soy plenamente feliz, ¿eso significa que no puedo serlo? No, significa que no lo seré si no hago nada para cambiar mis circunstancias actuales. ¿Soy capaz de cambiarlas? Sí, está en mi poder el actuar y ser responsable de mi vida y mis decisiones, por lo que, ¡vamos allá!». El dar este paso, me ha hecho seguir dando los siguientes. En marzo-abril de 2025 tomé la decisión de cambiar de vida pasados mis cuarenta años. En junio, cogí el primer avión de esta nueva aventura.
Para ayudarte a tomar una decisión tan radical en tu vida, te incluyo esta lista de los miedos más comunes que puedes tener y cómo les daría la vuelta para poder superarlos:
Miedos comunes y cómo darles la vuelta
3.1. “¿Y si me pasa algo estando sola?”
🧭 Dale la vuelta:
Estar sola no es lo mismo que estar desprotegida. Hoy en día puedes planificar rutas seguras, compartir tu ubicación en tiempo real y apoyarte en otras viajeras. Además, viajar sola te hace más atenta y fuerte de lo que imaginas.
3.2. “Tengo miedo a sentirme sola y no disfrutar”
🌱 Dale la vuelta:
La soledad no es enemiga del disfrute. Aprendes a conocerte, a escucharte y a hacer lo que realmente te apetece. Y además, en el camino conocerás gente cuando menos lo esperes.
3.3. “¿No soy ya demasiado mayor para esto?”
🔥 Dale la vuelta:
No estás empezando tarde, estás empezando en el momento en que por fin te escuchas. Tienes más experiencia, intuición y claridad que hace veinte años. Y eso te hace aún más libre.
3.4. “Me da miedo lo que dirá mi familia, mi pareja, mis amigas”
🌊 Dale la vuelta:
Tu vida no necesita ser validada por nadie más. Cuando tú tienes claridad en tu decisión, los demás lo sienten. Es tu historia, no la suya.
3.5. “¿Y si me arrepiento?”
🌟 Dale la vuelta:
Peor que arrepentirte de intentarlo es quedarte con la duda de qué habría pasado si lo hubieras hecho. Cada paso, incluso si no es perfecto, es parte de tu aprendizaje.
3.6. “No soy buena con los mapas, el inglés, organizarme…”
🔧 Dale la vuelta:
Nadie nace sabiendo. Hay apps, blogs, traductores, comunidades… y personas dispuestas a ayudarte. Aprender sobre la marcha es parte de la aventura.
3.7. “No sé si podré con todo sola”
💪 Dale la vuelta:
No tienes que poder con todo. Solo con lo que viene ahora. El viaje se hace paso a paso, día a día. Y no estás sola: estás contigo misma, y eso ya es mucho.
3.8. “No tengo el físico, el estilo o la energía de una veinteañera mochilera”
💖 Dale la vuelta:
¡Y no lo necesitas! No se trata de imitar, sino de viajar desde tu propia esencia. Con tu ritmo, tus prioridades y tu estilo. Viajar sola no es para jóvenes, es para valientes.
4. Lo que espero encontrar (y lo que ya estoy encontrando)
Este viaje, representa para mí a nivel personal, una reconexión conmigo misma, un despertar de mi conciencia, un auto descubrimiento de mis capacidades en todos los sentidos (desde la paciencia, a la conexión con otras personas).
A nivel emocional, espero inspirarme, encontrarme a mí misma, resolver grandes dudas que me acechan en la actualidad como descubrir mi propósito de vida, que tan moda está en la actualidad y que me tiene tan perdida. Espero, por eso, poder encontrarme, si bien no adquirir una meta definida, descubrir, al menos, un rumbo hacia algo que me realice, que me haga acostarme por las noches sabiendo que he dado lo mejor de mí y que mi trabajo ha ayudado a otras personas impactando positivamente en sus vidas.
De manera profesional, quiero que este viaje me abra puertas laborales hasta ahora inexploradas para mí. Desde el desarrollo de este blog, donde quiero plasmar mis pensamientos, anécdotas viajeras y evolución del viaje, tanto a modo de diario como de guía de viaje para futuras viajeras, como de creación de contenido en redes sociales y YouTube, donde quiero tener más presencia y poder convertirlo en una futura fuente de ingresos.
Por último, también pretendo encontrar a nivel espiritual y mental con este viaje una apertura total de estigmas. Quiero aprender, curiosear, ver las cosas desde otros puntos de vista. Quiero fluir como jamás en mi vida he sido capaz. Ahora llevo mi viaje planificado de manera superficial en las rutas, pero solo con un mes de hoteles reservados, sin transportes, entradas ni otras actividades reservadas. ¿Es una locura? Lo sé, pero ahora he vuelto a confiar en mí y sé que con este pensamiento positivo y dos dedos de frente, todo va a salir bien y mi vida tendrá un antes y un después de este viaje.
Ahora piensa: «¿Qué podrías encontrar tú en un viaje así, aunque fuera más corto?»
5. Viajar sola después de los 40: no es una locura, es un acto de amor propio
¿Por qué hacerlo ahora y no antes? Pues muy sencillo, porque no fue mi momento. Antes no se dieron las circunstancias, nunca pensé que este fuera un tipo de viaje para mí, buscaba amigas para hacerlo, creía que debería de ahorrar muchísimo dinero, que sería muy difícil de organizar un viaje así, que no era seguro viajar sola a estos países… Patrañas. Hoy en día con el maravilloso internet y ya no digamos desde que podemos usar la inteligencia artificial, viajar se ha convertido en un juego para niños. A mí ChatGPT me ha ayudado a montar casi todo mi viaje y es mi mejor asesor en todos los sentidos.
Si tú estás pensando que «ya es demasiado tarde» para ti, déjame decirte que estás viviendo en esa burbuja que te comentaba antes. Esa en la que yo vivía y que todo el mundo era capaz de ver excepto yo misma. Te aseguro que no hay una edad ni mínima ni máxima para viajar. Yo misma he conocido a mujeres que viajan solas en sus 40, 50, 60 y 70 y son una fuente de energía y un chute de positivismo, confianza, autenticidad, libertad y sabiduría. Siempre es un placer escuchar hablar a estas mujeres tan llenas de vivencias, tan abiertas a explorar, compartir y vivir el momento.
Yo, al viajar con más de 40 años me estoy dando cuenta de lo mucho que he cambiado con el tiempo. Ya no me gusta viajar de la misma manera y hay cosas que tolero más o menos, según las circunstancias. He cambiado, por ejemplo, en que aprecio más una habitación individual que un buen restaurante o que me llena mucho más un rato sentada a la sombra viendo pasar a la gente, disfrutando del presente, que haciendo cola en un museo y observando un arte que no entiendo, pero que me aseguran que debo de ver para poder «haber visitado» esa ciudad como se debe, solo por hacer lo que se indica en una guía de viaje. Este viaje me ayudará a conocer de nuevo a la Raquel que vive en mí en la actualidad.
6. ¿Y si tú también lo necesitas?
¿Cómo puedes saber si necesitas viajar y cambiar de aire? Realmente te puedo decir que si has leído este artículo hasta aquí, o eres bastante cotilla, o es que tu cuerpo te pide un cambio a gritos. Quizás necesites una pausa, un cambio, una pequeña escapada. Escucha a tu cuerpo. Si te cuesta dormir por las noches, no quieres acostarte porque piensas en el día de mañana que no quieres que llegue, tienes ansiedad en las comidas o has perdido el apetito, te encuentras apática, todos los planes o los días te dan igual, has perdido el interés en todo… Son grandes señales de que algo no va bien.
Si te has sentido identificada con alguno de esos puntos, valora hacer ya algún cambio en tu vida, por pequeño que sea: apúntate a alguna actividad, conoce gente nueva, haz un pequeño viaje de fin de semana, visita una cafetería tú sola. Puedes empezar a romper tu monotonía poco a poco para ver qué más te pide el cuerpo que hagas. Quizás estos pequeños pasos te ayuden a marcar el camino de un cambio mucho más grande. Te pueden aportar mucho más de lo que te imaginas, aunque ni lo estés buscando. Es sorprendente cómo la vida se puede confabular a tu favor cuando estás dispuesta y receptiva a recibir estos mensajes.
7. Mi propósito: inspirarte sin presionarte
No se trata de que todas dejéis vuestras vidas, pero sí de que os cuestionéis si os sentís bien con ellas. Porque vida solo hay una y, aunque nos quieran decir lo contrario, nosotras tenemos opciones, no hay que seguir un único camino marcado; sino que podemos elegir qué rumbo tomar y hacer lo que nos llene el corazón. Viajar sola es una herramienta, no una obligación. A mí es lo que me hace latir con fuerza, vibra conmigo y me llena el alma. Lo importante es que te escuches a ti misma. ¿De qué temas hablas que hacen que se te ilumine la cara? ¿Sobre qué podrías estar hablando horas y que te parecieran minutos? Conócete y rema en esa dirección. Para mí, viajar me abre esas puertas, me hace ver que la vida es mucho más que sentarse en una oficina para conseguir un salario. Me hace ver todas las cosas que se pueden conseguir gracias a ese salario, que va mucho más allá que comprarse una casa, casarse y tener hijos. Me hace ver que todos somos entes en un planeta, que no para de moverse y que nuestro aporte debe de significar algo al menos a los que tengamos cerca; que no debemos acumular cosas materiales en nuestras vidas, sino recuerdos y vivencias. No quiero llegar al final de mi vida sin estar orgullosa de todo lo que he vivido (incluyendo todo lo bueno y lo malo). Quiero sentir que hasta lo malo pudo impulsarme a llegar más lejos y que yo fui capaz de superarme. ¿No prefieres pensar así a ver cómo tu vida pasa y no darte cuenta a tiempo?
8. Conclusión: Este viaje es mío, pero puede ser tu reflejo
- Cómo escribir este post te ha hecho ver tu propio proceso.
- Qué esperas que saque de él quien lo lea.
- Invita a tus lectoras a comentar si se han sentido así alguna vez o si están pensando en un cambio.
Escribir este post me ha hecho ver mi propio proceso. Por qué las cosas suceden cuando deben de suceder y cómo ahora sí estaba preparada para realizar este viaje transformador. Espero que las palabras que vaya compartiendo contigo en este proceso, puedan hacer que saques tus propias conclusiones. Al menos que te remuevan un poco y te hagan sentir incómoda, que te hagan pensar si la vida que tienes hoy es como te la habías imaginado o estás esperando a que cambie de manera mágica. Sorpresa, ya sabes que eso no va a pasar a menos que tú hagas cambios. Para tu entorno, verte acomodada es verte feliz y quizás no te apoyen en un principio para que cambies, pero no te aferres a eso. Lo hacen porque no te quieren ver quizás sufrir, pero no se dan cuenta de lo que quizás estés sufriendo ahora aunque sonrías. No saltes al vacío sin red, estudia tus opciones, prepárate, valora los pros y los contras, infórmate y pregúntate realmente qué es lo peor que podría pasar. Te darás cuenta de que había muchos miedos ilusorios, porque podrás conseguir otro trabajo, otra casa, otra pareja, pero no podrás recuperar el tiempo que perdiste resignándote con ello sin aspirar a más.
A ti, lectora, y probablemente futura viajera si has leído hasta aquí, te invito a que me digas si este post ha resonado contigo. ¿Te has sentido identificada con algo? ¿Estás pensando en hacer algún cambio en tu vida? Te aseguro que no estás en la crisis de los 40, sino que estás en el despertar de tu vida. Déjame un comentario con tus dudas y preguntas, que estaré encantada de hablar contigo. Seguimos en contacto.
Un saludo,
Raquel
¿Quieres preparar un viaje pero te gustaría tener un paso a paso para gestionarlo bien emocionalmente? Te regalo esta checklist con puntos para cada momento de tu viaje. Porque la verdadera aventura empieza dentro de ti, aprende a escucharte antes, durante y después de tu viaje. Son puntos de reflexión que te impulsarán a avanzar y tener las ideas claras que yo misma aplico en mis viajes y me ofrecen un faro y una ruta que me guía para valorar todavía mejor todas las experiencias que vivo.
Guau. Pedazo reflexión. Mil gracias por abrirnos tu corazón, tus emociones y tu mente. Si. Resuena conmigo la parte de que necesito un cambio. Pero quizás ahora mismo me dejo llevar más por mis miedos que hacerle caso a esa vocecita dentro de mi que dice que comience a cambiar. Mil gracias por este post lleno de sinceridad. Te quiero amiga. Eres un ser de luz y amor al que admiro mucho. Te animo a que sigas con este proyecto… un abrazo desde Illecas ( Toledo)
Muchas gracias, Ana. Me alegro mucho de que mis palabras hayan resonado contigo. Espero que pronto puedas bajarle el volumen a esos miedos que te acechan. Confía en ti misma. Un abrazo.